miércoles, 27 de mayo de 2020

90.- Palabras de Juan Carlos Rodríguez sobre "El precio de los días (Sevilla, 1991).



Diario Ideal (Granada, España, 25 de abril de 1992)

[Este artículo fue incluido posteriormente

por Juan Carlos Rodríguez en su libro
Dichos y escritos, Madrid, Hiperión, 1999, págs. 193-198]



[La imagen recogida en el artículo de IDEAL corresponde a la presentación del libro mencionado, celebrada el 6 de abril de 1992, en el Carmen de los Mártires, en la que estuve acompañado por dos verdaderos amigos, Rafael Fernández Pïñar (Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Granada en aquellas fechas) y el profesor Pablo Alcázar López.]






jueves, 21 de mayo de 2020

89.- Algunos poemas de "El precio de los días" (Sevilla, 1991) [I]

[I] El conjunto de poemas que reuní en El precio de los días (Sevilla, 1991) funcionan (o yo quería que funcionaran) como la crónica de una marginación o de un confinamiento, la de un desengaño profundo y paulatino. Una marginación y un desengaño que, como todas las marginaciones (morales, afectivas o ideológicas), generan en aquel que las padece la experiencia de un menosprecio, la demora inevitable de la vida, el aplazamiento de la existencia, una dolorosa postergación, total o parcial, temporal o definitiva. Las causas no importan: su enunciación en las páginas del libro habrían provocado que dicha situación de abandono no ocupara el eje central o que no pudieran expresarse todas sus derivaciones anímicas. Lo que me interesaba era delimitar ese marco vivencial, no sus causas. Cada lector podrá rellenar ese hueco –la ausencia de contexto o de anécdota– con experiencias de su propia vida. ¿Hay alguien que no haya sido expulsado o proscrito en alguna ocasión? ¡Qué más dan los motivos! No hay motivos que puedan justificar la deportación (física o psicológica), ya sea social, económica o familiar. Los excluidos saben de lo que hablo. Los fugitivos, también. Y los enfermos. Y los abandonados. Y los solitarios. No hay duda de que los aislados y los recluidos (por las causas que sean) perciben de un modo muy agudo las grietas que en el mundo existen, esas grietas que cada día nos acompañan y que habitualmente no solemos percibir con toda su crudeza: su plena percepción podría paralizarnos, nos volvería demasiado meditabundos, tal vez definitivamente hoscos, hostiles.


                



TRECE DE ABRIL, MIÉRCOLES

En la casa no suena ningún ruido.
Es de noche y las cosas ni se miran:
dormidas o despiertas, están lejos.

La oscuridad diluye en el entorno
ese punto forzoso de extravío
que a los ojos enreda y a las manos
debilita, confunde, desorienta.

Para pensar no hay sitio. Sólo hay
sentimientos inútiles que traen
una vaga conciencia de demora.


CATORCE DE ABRIL, JUEVES

El cuerpo como un son desconocido:
cerrada habitación para la música,
donde guarda la noche inagotable
su angustia diluida. No es posible
encontrar una llave que convierta
el pasado en presente, que revise
los sueños y las sombras, las caricias
más antiguas, también las más cercanas.

Encima de unas cartas sin remite,
una voz con ternura se pasea.


QUINCE DE ABRIL, VIERNES

Un empeño cautiva la memoria
y en la vida establece un pasadizo
con la entrada visible y la salida
oculta y disfrazada con engaños.

Sobrevivir seguro y protegido,
bajo un cielo calmado, está muy lejos.
Todo el tiempo aburrido, indiferente,
derrotado por un esfuerzo inútil:

aun cerrando los ojos con cuidado
no se regresa nunca al mismo sueño.
DIECISÉIS DE ABRIL, SÁBADO

Todo el futuro es una galerada
con demasiado mimo corregida:
añadiéndole al sueño alguna letra
perdida en el trasiego de la noche,
pasa el tiempo, y las cosas más queridas,
en un rincón, aguardan el momento
de poder alcanzar la superficie.

Advertido rebuscas en el agua
y las manos te miras con apuro:
si recuperas besos, no respiran.


DIECIOCHO DE ABRIL, LUNES

Del pasado regresan peregrinos
los residuos de un sueño que no tiene
un lugar adecuado. Con las muecas
del animal que huele las pisadas
a un ladrón que no existe, las fantasmas
de ese sueño se agitan y procuran
doblegar con astucia la conciencia.

Saben dónde se oculta lo más débil
y allí buscan el modo de lograr
un asedio insufrible, una ventaja.


VEINTE DE ABRIL, MIÉRCOLES

Un singular desorden te rodea,
descarado y molesto como un lienzo
de grandes dimensiones, pero a veces
minúsculo y sumiso, refugiado
entre los falsos pliegues del futuro:
una mano sin uñas los cosió
para que nunca pueda imaginarse
qué ocurrirá después de la tristeza.

Los sabores que mueve la mañana,
ese rumor que rompe lo que sueñas.



VEINTIDÓS DE ABRIL, VIERNES

En las cenizas yace la evidencia
de un pasado con fuego que no quiere
morirse tan deprisa. No se sabe
cómo surge la llama que recoge
en sus cercos la estampa de los días
que se fueron y vuelven indelebles
enseñando morosos sus traiciones.

Y, si logras soplar, todo es difícil:
hiere el polvo tus ojos y la herida
tal vez no cerrará sus bordes nunca.


VEINTINUEVE DE ABRIL, VIERNES

Tiene el futuro pliegues donde aguardan
contrabando y sorpresas con oficio.

Como el son de una polca que despista
en el baile de un pueblo engalanado,
el futuro aparece con aplausos.
Casi nada se sabe de su suerte
y esquivo se conduce sin reparo.

Pero al probar si vale todavía
te sorprende en sus pliegues la etiqueta
de fecha caducada.


UNO DE MAYO, DOMINGO

Borroso se conserva en el pasado
ese temor sin límites que estorba
el uso de los sueños esbozados
con calor en las horas más innobles.

Escapar de ese clima sin ayuda
es labor imposible y el futuro
no se acerca aunque a veces se haya oído.

Nos acomete entonces una idea:
que la vida ha llegado ya muy lejos
y lo que queda es sólo añadidura.


DOS DE MAYO, LUNES

El presente se cubre de hojarasca
y el tiempo a su cuidado se dedica.

Apacibles las horas se diluyen
rodeadas de nubes y promesas
cuyos límites nadie reconoce.

El dolor disimula los vacíos
que el pasado dispone y la aventura
no anima la codicia de futuro.

El esfuerzo por conservar la vida
anticipa su pérdida.


TRES DE MAYO, MARTES

Morir muy joven sin dejar noticia,
manuscritos, herencia, patrimonio,
sin que quede una casa rebosante
de papeles perdidos, ropa usada
y cajones con llave:
                                 son anhelos
algo antiguos que a un tiempo toleraban
una visión amable de las cosas,
una cita continua con la vida.

Mas siempre hubo retrasos, dilaciones,
y, para no morir, una coartada.



(#josecarlosrosales)



lunes, 11 de mayo de 2020

88.- Primavera tranquila (Un poema de "El buzo incorregible").





PRIMAVERA TRANQUILA

En ocasiones llueve durante el mes de mayo:
nos recuerda ese clima la épocas más frías,
los períodos de ámbar y líquido inflamable.
La actitud de sorpresa, la precaución cuidada,
inservibles se muestran ante tamaño encono.
En una casa noble dormirá sin sufrirlo
aquel que desconoce el rostro de la niebla:
dormirá sin sentirlo el huésped fastidioso.

Inhabitable sol, región abandonada:
toda ciudad recibe el nombre de prohibida.